CÍRCULOS
ACUARIOS
He conocido pocas, pocos, como Taty
Torres Díaz. Me refiero a su obstinada búsqueda, a su – a veces, supongo-
dolorosa búsqueda de la palabra que diga, que sepa decir. Su libro De Rokha en mis círculos acuarios es una ocasión que la autora se
regala a sí misma para ejercer esa obstinación.
Creo que el volumen todo –la idea de diálogo con el autor de Canto del macho anciano- no es sino un pretexto para convocar en la
palabra esa posibilidad, esa entrega, esa exigencia.
Entre las muchas cosas que podemos
decir de la poesía es que es una manera de limpiar la palabra de tanta
adherencia mezquina, hipócrita, falsa, superficial, ligera, engañosa. Y podemos
seguir y seguir. La poesía, digámoslo sin pudor ni vergüenza, es el esfuerzo
por devolverle su pristinidad y su
verdad. Y este libro, más allá o más acá del diálogo que establece la autora
con el autor de Los gemidos, es un
diálogo que basa su raíz en ese afán.
Taty Torres interroga, suplica y se
rinde a la otra palabra, a la palabra derokhiana, y a mí se me ocurre una
diáfana y a veces desgarradora auto-indagatoria. La palabra, la poesía: algo
que no alcancé a oír// temo a tu olvido/ al no sé/ al tal vez// respiré tus
brotes// extiende tu mano/ para alimentar mi fogata/ no para que lea tu muerte//
tu cuerpo lleno de reflejos.
La palabra.
La poesía.
La
palabra que atravesó mil círculos y se hizo De Rokha.
Y que ahora, con persistencia, honestidad, pasión,
humildad y convicción se hace Taty Torres Díaz, haya lobos, piedras o nada en
el camino.
Omar Lara
Portocaliu, 30 de septiembre de 2015.
DE ROKHA EN MIS CÍRCULOS ACUARIOS
Tengo un gesto inmóvil de
estampa de provincia
cuando te pienso
cuando te sueño hombre de Rokha.
Mi humedad me delata
soy semilla ardiente.
Sé que vas pisando cadáveres de
amantes
pero pablo
pablo
yo soy la niña de las tonadas
la que tiene la soledad llena
de soledades
incubo en los senos inocencia de flor.
En el verdor palpita
la geometría de mi cuerpo
que es el tuyo
y soy entre tus grandes manos
greda morena, triste
de aves azules
ERES PARA MÍ
Eres para mí
como dios en la negra
botella de los cielos
y duele
me dueles
cuando soplas sobre mi flor esa
palabras tuya
que me desgrana.
Quisiera gritar
y mi voz no sale
ay de mí
la idea muere en el borde de tu sombra.
MI AMOR
Estás solo contra la luna Pablo
mío
Pablo de otra
mi delicada lengua te unge
y mi amor te muerde como un
perro de oro
EL SUEÑO
Tuve un sueño Pablo
mi cabeza era ungida con aceite
pero no estabas para decir
que mis cabellos
huelen a tonada oceánica
Me sumerjo en la tristura
y mi corazón tiene la
forma de una lágrima
y pongo ojos
y gritos de nostalgia.
Soy la niña
tu niña llena de fiebres
hecha para amarrar
estrellas en desorden
Y TUVE MIEDO
Ligera como el viento
respiré tus brotes
cuando te balanceabas de los sauces
allá en Licantén.
Respiré la terquedad de tu
boca
y tuve miedo Pablo
te vi arrastrando
la cola inmensa y
turbia de lo desconocido
y me amaneció una grieta en
la voz.
En ese tiempo
eras un macho-santo ya
desorbitado
tu cuerpo goteaba lloros
y mi vientre de niña melancólica
era sacudido por ti.
TU VOZ
Una fuga en el sonido
y vino tu voz
como el veneno por la
mordedura
como trueno vino
y vibro mi humedad.
DOLOR DE ROKHA
Viniste a mí
con la palabra agusanada y
el corazón lleno de cipreses
a enredarte en mis espinas.
Te vi
eras solo contra la luna
como demonio erizado eras
con la herida recién nacida
goteando dolor.
Voy a abortar un
mundo decías
hay que abrir el corazón y soltar
la cigarra.
Pablo-mío
Pablo-niebla
sujeto tu ilusión
como un pájaro rojo
y tatuado te llevo
en mi tronco de sauce triste.
TE BEBÍ POR LAS HERIDAS
Bebí de ti mi escurridizo Pablo
por las heridas te bebí
y arañáronme los cantos la
congoja y el vientre.
Huele a muerte tu poema hombre de Rokha
a tormentas huele.
Jirones de palabras en tu boca
tu boca que ya no me besa
tu boca
que no besará a nadie nunca más.
FUISTE TÚ
Sí
lo sé
el huracán del amor
nos arrasó antaño
y fui yo
y fuiste tú de tristeza en tristeza.
Tengo el corazón como granada dijiste
rojo
eternamente rojo
por el
corre sangre, corren
caballos negros
corren sollozos,
corre muerte
Ay mi macho anciano
tengo un incendio en la entraña
y un rumor de golondrinas en la sangre.
SÍ SEÑOR
Sí señor
soy la morenita de
los grandes ojos tristes
y te invoco
en esta soledad que me tiembla.
Soplo suavemente tu vela
y la oscuridad triste llena mi tierra
estéril
te nombro en mi noche
pablo
pablo
Tú sonríes
no hables tan alto dices
mi aromática violeta
campesina
mengua para mí
entonces cambia mi mundo
y todo lo que vive en ti es para
siempre
y el fanal de tu voz
lo ilumina todo.
SIN RUMBOS
Mis piececitos como flores de
copihue
perdieron su rumbo
corro sobre una alfombra bordada de
espinas
y grito tu nombre
y tu verso.
Tu voz de pájaro herido flota en el
infinito
y yo aquí
herida de sueños
y tú allá herido de muerte.
PEQUEÑO SOL
Soy un sol, un pequeño sol
fascinando a tu cuerpo
un sol de pechos duros como
nido de perdices
con gritos que escapan por hendijas
con el vientre henchido de luces
un sol de caderas amansadas
y un ancho olor a rosas
amarillas.
Tus palabras han salpicado mis ojos
se quedan a vivir en mis rincones
secretos
rincones de sol
y me arde el tajo profundo
y me arde la cicatriz
cuando dices
que de quererme se te ha puesto
el alma triste
y extranjera como
las hojas marchitas.
SUFRO POR TI
A la sombra, ay!, a
la sombra de estos sauces melancólicos
descansara yo
soñado macho anciano
exhausta
exhausta.
Sufro por el fuego funerario que veo en
ti
por la ceniza
que cubre tu cara transparente.
Resplandece otra vez
moja tu labio en mi boca
y lluévete
lluévete en mí.
Te presto el corazón
duerme en él
y regálame tu olor a maleza
antes que llegue la tarde de los huesos
molidos.