lunes, 24 de septiembre de 2018

OJOS CUERVOS




OJOS CUERVOS


He pensado en ti
en tu sombra de árbol  
 tu casa herida  
tu corazón
¡Ay! tu corazón
tropel de caballo en galope por estos campos de dios.
Escupes palabras
y el silencio muere famélico.
Me tiembla tu ausencia
me tiembla
en esta soledad que huele a roble.
Batir de pájaros sobre tu cabeza
niña/luna
ojo/cuervo
piedra susurrante
adormilada
sombra de mil brazos
niña metal forjada en la batalla
pájara
pájara encadenada al tiempo
mi consuelo es para ti.










Alimento mis ojos
con la negrura de tus cabellos
mujer/tierra
abrígame
pájara de huella profunda
pon tu chamal sobre mis hombros
vuélveme del exilio.
Llévame contigo en mi atardecer
déjame decir vida    
déjame mentirle a esta piel que no conoce campos
esta piel
que habla el idioma del cemento.
Trenza mi cabello con tu mano/brasa
mano/futuro.







Llega un viento extraño
a comerse las migajas
y tu nombre se alza como grito.
Janekew.
Cae la palabra
despedazada
sobre la tierra
sangra incesante la llaga
sangran las horas muertas sobre tu desnudez.



  



A orillas del rio
la niña/pájara mira su piel
está mudando
se deslizan serpientes por sus fronteras
dormitan en la raíz del cabello.
Hace tiempo vio el sol
lo miró directamente a los ojos.

La tarde le arrebató su último rayo.
Fue barro.









Ella se mueve como brisa
se vuelve pájara
el frío penetra hueso y médula
es libertad
mujer tierra
cuerpo fragante
río caudaloso
erguida frente al cielo
 rosa naciente.
Clavo sus raíces dentro de mí
clavo su garra.
La observo
recojo su canción
cobra sentido en mi boca
y mi lengua incendiaria mata
como su lengua
y mi  aroma cotidiano se prende a la mañana
como su aroma.
¡Ay! su aroma
viene en oleajes rítmicos
y me abraza
en esta hora de mi tierra seca
la hora de los gemidos.








Hay un alma sentada frente al espejo
inmóvil
como cadáver reseco
la observa un dios blanco
sordo.
Se queda sin boca
sin pecho
sin manos
vaciada de vida
vaciada.
Recuerdos volaron de golpe
los ojos
se gastaron mirando nada.
Vaciada
vaciada frente a sus campos
estéril de sueños entreteje piedras.







Presagios de verano en tu cuerpo
frescos paisajes
que invitan a descifrar tu rítmico olor
mujer/girasol
mujer/semilla
asómate al verso.    
Ya no quedan sonrisas ojo cuervo
gloria a tu nombre
a tu raza
a tu sueño.
En la oquedad del insomnio se enreda la lengua.
Sigo tu huella fresca
y mi  lágrima
se reconoce en tu lágrima.
Mujer/viento
ahí viene el hombre con su espíritu maligno
zigzagueando viene
como serpiente.







Levántate niña/tierra  
alza los brazos
comulga con la libertad que gotea
sobre el suelo herido.
Oye tu latido de ave morena
sueña
con la vida que sube por la raíz del hualle
y alimenta a los hijos de tu vientre
con el verdor. 





Declina el medio día sobre la verde pradera
la luz de la tarde se impone.
Los cristales
mudos
se pierden en un vago sueño.
Un palpitante silencio lo enmaraña todo.
La silueta de la libertad
sentada en una barca navega por el río.
Suspira la joven/raíz.
¿Quién acogerá los fantasmas?
¿Quién descifrara los misterios?
Quién se exiliará con ella
y en orgía de palabras la vaciará en la nada.




A veces sueñas
y no basta
quieres salir
ver como mana la vida.
Sin un norte
a ciegas recorriendo.
Dejar que la mariposa te lleve
allí
donde siempre estuviste
adonde quieres volver.






Protegida por la gente de madera
viene a mí tu dolor
mujer de arraigada libertad.
Las siluetas desnudas
la maza
el perdigón de sueños
y tu grito de hembra
grito que nace en tu ojo/cuervo
y llega al presente en el lamento del kull-kull.



Ayer desplegué las velas
cogí los remos
navegué.
Caí por precipicios al seguir los cantos del agua.

Fui delfín
emergí.

Se me fue la vida en gotas
niña ojo/cuervo
siguiéndote.








Esa belleza
tiene las manos sucias.
Es arrogante
levanta la antorcha con altivez
guarda mezquindades.
No hablo de ti niña/treile
hablo de la libertad.

Su fulgor es cuchillo
respiración en el hombro de Dios.

Reúne pedazos de sueños
los arroja como dardos (la nada los recibe)
Se me astilla el corazón.







Se sueña en una casa sin fondo
en medio del río.
Salta sobre piedras
para no mojar sus pies.

Se le clava en las plantas el dolor.

Hormigas vienen
huelen el aire
el agua
el olor de los insectos atemoriza.

No puede atravesar el río.









Hay en este recuerdo
un rumor
viene con alegría
se enreda en mi cabello
en el tuyo
y nos extendemos
como manto húmedo nos extendemos
con la frente soñadora hacia el cielo.
Somos pájaras vestidas de lluvia
pequeños soles
caminando desnudas de miedo.





Te hablo de otra libertad
                                      dices
esa que muestra una hostia para que comulgues con ella
allana tu letargo
da una punzada en el corazón
y te deja doblada.
Esa libertad que duerme en las caderas
se desliza como serpiente
busca rendición.
Hambrienta
desgarra el cuello del  sufrido cordero.
Lo sostiene con fuerza
pobre inocente
boca arriba
despojado de la voz
hilvana miradas.
A esa libertad le falta corazón
                                    ¿sabes?
Busca consuelo mirando llanuras
envidia  los cuervos
las palomas.
Tiene sed de inmaculados campos
quiere la humedad de nuestra sangre.
No abrimos los ojos por miedo
cada una en su siglo
prefiere ser nudo ciego
y nos descarnamos
perdidas en la muchedumbre.





Está dentro de mi penumbra 
con sus formas suaves 
rodeada de aguas que no encuentran paz. 
Temo alimentarla 
una serpiente se enrosca al cuello 
amenaza 
amenaza con aniquilar mi voz. 
La niña/ojo/cuervo danza

estamos en trance 

las últimas mariposas que rondaban estos lados 
se niegan a morir. 
Balbucea en mis huesos un nuevo idioma. 

Salado y húmedo nace este lenguaje
en el fondo de los sueños nace
son códigos secretos 
acertijos 
que la dulce navegante 
me invita a descifrar. 










No estás sola mujer
otras acariciamos la sombra de la libertad.
Las garzas dormitan en sus nidos
ajenas al sonido de aquí
de allá
somos viajeras
nos duele la vida
las máscaras
todo lo que llevamos.
Silenciosas ante la hoguera
en diferente tiempo
la niña que fuimos
se mira en un espejo ceniciento
y dibuja corazones
mientras espera el viento de la muerte






Carla, mi hija
Se sumerge en lo profundo
busca  tesoros
que no se encuentran en la seguridad de la orilla.
No teme.
Se conoce.
No es cordero sumiso
la luz de la verdad entra por los pliegues
las cadenas en ella
no tienen razón de ser.








Acá estoy
                                 dice
la niña/sauce
al norte de los vientos
dormida entre las rocas espero
que las nubes
apacibles
traigan anunciación .
Acá estoy
con el grito anudado a la lengua
el pecho dispuesto
las piernas en trance
dispuesta a volar.









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