lunes, 24 de septiembre de 2018

SENDEROS PARA UN PIE DESNUDO




SENDEROS PARA UN PIE DESNUDO


Una  voz en la vejez de mis grietas
en el rito de la piel.                                
Llega esta voz como pájaro sin alas                      
se extiende como rayo
y digo
          ¡ay!                                                     
                                ¡oh!                                                        
Vida
muéstrame la palabra que se une a la voz
enséñame a creer(ar) antes que selle la puerta
antes que muera mi carne de mariposa.







El ayer se apega a los huesos con signos de interrogación
un ojo súcubo contempla mi fondo
y el fondo de mi forma.
Soy un desorden de huellas con escarcha en los ojos.
Vaciada estoy del verbo
vaciada
con la pena hundida en las entrañas
sueno a crujimiento y dolor de huesos.
Nada hay en esta maraña asfixiante
y aun así
espero redención.







La tarde agua viene sin anuncio
sin coordenadas.
En un abrir y cerrar de sueños
la oigo
reposa su cabeza en el luto de hojas secas.
Cerrada de flor estoy
con este calor frío al tacto
cerrada
con esta soledad que huele a lunes.
Soy obra inacabada en la tierra/sombra.








Espero al alfarero.                             
                         Dicen
que desciende por la luz del ojo
descorre el velo
y te deja bocarriba, bocavida, bocamuerte
Lo espero de tarde en tarde
de sangre en sangre
con mi dolor de estatua
mortificando curvas y afluentes
lo espero con esta boca devoradora
con estos ojos que ofrecen poesía.







Viene a mí en un destello
en un sonido
y abraza este cuerpo vacío
cuerpo espiral de húmeda huella
con escozores en el alma.
Le nombro
y no cabe la palabra dentro de mí
y los sueños
que nunca se han soñado
duelen en el cuerpo.








Tengo una verdad desgarradora
verdad/cárcel con ojos cerrados.
Esta verdad
pobló de loca locura mi juventud
me dejó con los ojos vueltos de agua
de tanto reír y llorar.
Antes
lo ignoraba todo
todo
la secreta palabra
y el canto purificador.
Tengo una verdad desgarradora
                                   repito
como presagio
clavado entre ojos.





Temo que alguien vea mi palpitar
lo descifre
y descubra lo inexistente.
Temo que bese mi comisura
descubra en ella la palabra seca
mal dicha
y me deje sola con esta pena que cargo
y no me pertenece.










Una gota solitaria baja sin destino
estéril
agonizante
con el borde herido de lamentos
a un lugar inexplorado.
El latido del abismo la paraliza y se abandona
en silencio.
La miro y pienso:
es como yo
con el cuerpo húmedo
plena de voces
con el cuerpo/semilla
y las manos descolgadas.





El cansancio despedaza
solo quedó la estela de un deseo
cuando la tarde vino.
¿Qué puedo dejar?
Si un día levanté mi toldo en el desierto
si el amor de hombre fue mi escapulario
si maldije
y desencajada cerré la puerta.










Trae la lluvia un sonido/estela de mariposa
y deja un beso en la herida.
Son murmullos misteriosos
suaves
suaves.
Arden huesos y ojos cuando el deseo
cae de la boca como pétalo muerto.
Trae también
                                                  algunos días
el afable tiempo del azul
la risa sin sombras
y el escándalo de la tierra cruda.



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